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Seguridad alimentaria en el embarazo. (Parte 1)

PAUTAS BÁSICAS.

Desde el momento en que sabes que estás embarazada te surgen un millón de dudas e inseguridades y cualquier actividad que antes te parecía normal, como salir a correr o cargar con las bolsas de la compra, ahora te despierta recelos por si puede suponer un riesgo para el futuro bebé. Estos temores se extienden también a la alimentación, con el agravante de que tienes que comer todos los días varias veces y tu dieta va a ser un factor determinante en el desarrollo fetal. Por lo que te preguntas qué puedes comer y qué no puedes comer, incluso dudas de si preparas tu comida con las medidas de seguridad alimentaria necesarias para evitar problemas.

 

Es cierto que hay enfermedades de transmisión alimentaria que son especialmente preocupantes en embarazadas porque pueden atacar directamente al bebé y, para mayor complicación, hay algunos microorganismos que tienen una gran afinidad por los tejidos fetales, escogiéndolos como diana. Además, tu sistema inmunitario no trabaja de la misma manera. Ojo, no es que esté deprimido o sea menos eficaz, simplemente reacciona de forma distinta a las amenazas. Esta respuesta va evolucionando en las distintas etapas del embarazo para conseguir proteger al máximo a la madre y al bebé y que el proceso llegue a término.

Pero no nos pongamos nerviosas. Aunque deben tenerse algunas precauciones con la alimentación de la mujer embarazada, la mayor dificultad es conocer cuáles son los riesgos, y hoy vamos a aclararlos para que puedas vivir esta etapa sin ansiedad.

Microorganismos que nos preocupan en seguridad alimentaria.

Listeria monocytogenes

Era casi una desconocida en seguridad alimentaria hasta que en 2019 estalló en Sevilla la crisis alimentaria de la carne mechada contaminada con esta bacteria. Y no es para menos, porque el brote afecto a 216 personas, 11 de ellas embarazadas, con 5 resultados fatales para el bebé.

En personas sanas la infección se manifiesta de forma no invasiva, incómoda (produce síntomas gastrointestinales y fiebre), pero con buen pronóstico. Pero en grupos de riesgo, como las embarazadas, la enfermedad es distinta, invasiva, y puede atacar a los tejidos fetales produciendo malformaciones, abortos o partos prematuros.

Esta bacteria puede contaminar todo tipo de alimentos y tiene dos características que la hacen especialmente peligrosa.

La primera es que es capaz de formar biofilms, capas protectoras que la aislan de los métodos de limpieza y desinfección. Por eso en las industrias es importantísimo tenerlo en cuenta para limpiar bien todas las superficies y evitar que puedan formarse estas colonias que contaminan los alimentos.

El segundo problema, y este nos afecta más directamente, es que pueden multiplicarse incluso a temperaturas de refrigeración, en el frigorífico. Esto es especialmente peligroso cuando hablamos de alimentos “listos para consumo”, es decir, que no van a sufrir un tratamiento térmico antes de que nos los comamos. Por ejemplo, embutidos, loncheados, salsas caseras, vegetales crudos…

Como la bacteria es sensible a las altas temperaturas, un cocinado correcto (alcanzando los 70ºC en el centro del producto), es suficiente para garantizar la seguridad.

Toxoplasma gondii

El otro “bichito” que nos trae de cabeza es el responsable de la toxoplasmosis: Toxoplasma gondii. Es probable que hayas sufrido una toxoplasmosis en algún momento de tu vida sin ni siquiera enterarte y puede que ya estés inmunizada, eso te lo dirá tu médico. Pero si no lo estás o no lo sabes, sí es conveniente que lo tengas en cuenta para tener precauciones extra porque, si te infectas durante el embarazo, puede afectar gravemente al feto especialmente si estás en el primer trimestre de gestación.

Pero tengo que desmentir un mito muy extendido relativo al toxoplasma: NO es necesario que te desprendas de tu gato cuando te quedes embarazada. Es cierto que las heces de gato contaminadas pueden ser una vía de transmisión, pero puedes seguir conviviendo con él siempre que tengas ciertas precauciones: evita cambiar tú la arena donde defeca (si tienes que hacerlo, siempre con guantes y lavado exhaustivo de manos), aliméntalo siempre con comida cocinada (pienso, latas o alimentos tratados térmicamente, nunca crudos) y evita que tenga contacto con otros gatos.

 

Normas de manipulación fundamentales para garantizar la seguridad alimentaria.

Si la higiene es importante en la manipulación de los alimentos para cualquiera, en el caso de las mujeres embarazadas es la línea de defensa principal para prevenir cualquier toxoinfección. En cuestión de seguridad alimentaria, de nada sirve que durante toda la cadena alimentaria se haga un esfuerzo feroz para que te lleguen alimentos seguros, desde el productor hasta que te dan el ticket en el supermercado, si tú lo estropeas en el último eslabón, cuando el alimento llega a tus manos.

8 pautas básicas para manipular alimentos .

Aquí tienes algunas pautas básicas que debes seguir siempre que manipules alimentos, tanto si estás embarazada como si no:

1. Lávate las manos todo el tiempo. Es básico, pero no por ello menos importante. Lávate con agua y jabón cada vez que manipules alimentos crudos, cuando cambies de un alimento a otro, si toses o estornudas…. Y, para secarte, en lugar de usar trapos mejor utiliza papel de un solo uso (como el papel de cocina).

2. Respeta la cadena de frío. Para garantizar la seguridad alimentaria, los alimentos que en el súper están refrigerados o congelados, deben pasar el menor tiempo posible a temperatura ambiente. Si vas a tardar más de una hora en llegar a casa, es recomendable que uses una bolsa isotérmica. Y en cuanto llegues a casa, mételos rápido en la nevera.

3. Programa correctamente los electrodomésticos: el frigo a 4ºC o menos, y el congelador a una temperatura igual o inferior a -18ºC.

4. ¿Lavar los alimentos? Algunos sí y otros no. Debes lavar bajo el grifo el pescado fresco (siempre eviscerándolo previamente), las frutas, setas y hortalizas aunque las vayas a cocinar, el arroz (con el lavado se elimina parte del arsénico), las legumbres secas (el remojo es suficiente, pero no reutilices el agua) y también conviene lavar las latas y botes antes de abrirlos. Sin embargo, NO debes lavar la carne (tampoco la del pollo) ni los huevos (puedes hacerlo justo antes de cocinarlos, nunca para guardarlos en el frigo).

5. Respeta las fechas de duración mínima de los alimentos. Si, además, en la etiqueta incluye indicaciones como “una vez abierto consumir en 2 días”, síguelo al pie de la letra.

6. Cocina completamente los alimentos. Esto supone que deben alcanzar entre 70 y 75ºCen el centro de las piezas.

7. Las sobras deben consumirse en un plazo breve, solo pueden recalentarse una vez y se deben calentar hasta alcanzar los 75ºC.

 8. La descongelación debe hacerse en el frigorífico o en el microondas a baja potencia, nunca en la encimera (ni muchísimo menos bajo el agua caliente del grifo, en el radiador o al sol).

Ante cualquier duda sobre nutrición y embarazo, recurre siempre a tu ginecólogo o consulta a un dietista-nutricionista colegiado.

 

Beatriz Robles

Tecnóloga alimentaria. Dietista-nutricionista. Docente en la Universidad Isabel I. Autora de “Come seguro comiendo de todo” (Planeta).

 

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2 comentarios. Dejar nuevo

  • Consejos muy necesarios pero que poca gente conoce gracias a estos artículos se comparten más

    Responder
    • Centro Ginecológico de León
      3 marzo, 2021 5:10 pm

      Muchas gracias por tu comentario Belén! La verdad es que son medidas de seguridad que todos deberíamos conocer, además Beatriz Robles nos las explica de forma clara y sencilla.

      Responder

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